En un planeta explorado hasta el último rincón por las redes sociales, todavía existen lugares que parecen sacados de otro universo. Son destinos donde la naturaleza, la cultura y el aislamiento crean una atmósfera casi irreal.
Viajar a ellos no es solo cambiar de paisaje, sino cruzar una frontera invisible hacia lo desconocido. Aquí te presentamos cinco rincones del mundo que parecen pertenecer a otro planeta.
1. Cappadocia, Turquía – Valles de piedra y vuelos de ensueño
Cappadocia es un paisaje esculpido por la historia y el viento. Sus formaciones rocosas conocidas como “chimeneas de hadas” y sus pueblos tallados en piedra volcánica crean un escenario surrealista.
Lo más mágico sucede al amanecer, cuando decenas de globos aerostáticos flotan sobre los valles iluminados por la luz dorada. Dormir en un hotel cueva y recorrer sus túneles antiguos te hace sentir parte de una civilización perdida en el tiempo.
2. Salar de Uyuni, Bolivia – El espejo infinito del cielo
El Salar de Uyuni es el lugar donde el cielo y la tierra se confunden. Durante la temporada de lluvias, una fina capa de agua cubre la superficie salada, reflejando las nubes y creando la ilusión de caminar sobre un espejo sin fin.
Es un paisaje tan vasto y silencioso que redefine la idea de soledad. Los visitantes pueden alojarse en hoteles construidos enteramente de sal y contemplar atardeceres que parecen pintados por un dios minimalista.
3. Wulingyuan, China – Las montañas flotantes que inspiraron a Avatar
En la provincia china de Hunan, las columnas de piedra caliza de Wulingyuan se elevan entre la niebla como si flotaran. Este paraje fue la inspiración para los paisajes del planeta Pandora en la película Avatar.
Más de 3.000 pilares naturales, cubiertos de vegetación, forman un laberinto vertical donde la bruma constante borra los límites entre lo real y lo fantástico. Caminar por sus pasarelas suspendidas o tomar el teleférico hasta las cumbres es una experiencia casi espiritual.
4. Isla de Socotra, Yemen – La isla extraterrestre del océano Índico
Socotra es un museo viviente de la evolución. Sus extraños árboles “sangre de dragón” y sus playas de arena blanca contrastan con un entorno desértico que parece de otro planeta.
Aislada durante millones de años, esta isla alberga cientos de especies únicas en la Tierra. Los pocos viajeros que llegan hasta aquí descubren un silencio absoluto, aguas turquesas sin huella humana y una sensación de estar fuera del tiempo. Es el destino ideal para los que buscan lo verdaderamente remoto.
5. Torres del Paine, Chile – El fin del mundo con nombre propio
Ubicado en la Patagonia chilena, Torres del Paine ofrece una belleza tan salvaje que parece desafiar la imaginación. Montañas de granito, glaciares azules, lagos turquesa y vientos implacables crean un escenario épico.
Cada sendero revela una nueva perspectiva de este parque que muchos describen como “el último rincón puro del planeta”. Dormir en un eco-camp bajo el cielo del sur, con las torres iluminadas por la luna, es una experiencia que redefine el significado de viajar.
Yuniet Blanco Salas
