Ver el otoño desde un tren panorámico es disfrutar de bosques encendidos, viaductos imposibles y valles en calma sin preocuparse por conducir ni por estacionar, con horarios que permiten cuadrar amaneceres y atardeceres dorados en plena ruta.
Estas cinco propuestas combinan líneas célebres y tramos menos conocidos en Europa, con logística sencilla y paradas intermedias para bajar, caminar y volver a subir, aprovechando tarifas accesibles y pases que cubren varios trayectos en un mismo viaje.
1. Bernina Express

Entre Chur y Tirano, el Bernina cruza glaciares, lagos turquesa y viaductos de piedra declarados Patrimonio, una ruta donde el otoño suma contraste entre laderas doradas y picos nevados, perfecta para sentarse en ventanales y dejar que el paisaje fluya.
Conviene revisar la reserva de asiento y jugar con el horario para tomar el tramo central con luz alta, y luego detenerse en Poschiavo o Tirano para caminar y completar la experiencia con calma.
2. Ferrocarril de Bergen 
El tren que une Oslo con Bergen recorre mesetas altas, fiordos y cascadas durante siete horas escénicas, con opción de enlazar el Flåmsbana para un descenso entre paredes verticales y ríos veloces que en otoño lucen con luz limpia.
El paisaje cambia kilómetro a kilómetro y las paradas intermedias permiten dividir la ruta en dos días, durmiendo en pueblos de montaña para caminar al día siguiente.
3. Schwarzwaldbahn 
En la Selva Negra alemana, la Badische Schwarzwaldbahn atraviesa túneles y viaductos con vistas a valles cubiertos por abetos y caducifolios encendidos, un espectáculo que se multiplica en octubre.
Es fácil combinar el tren con senderos cortos desde estaciones intermedias y cerrar el día con una pausa termal o una pastelería clásica, aprovechando la infraestructura impecable de la región.
4. Centovalli

Entre Locarno y Domodossola, el tren de las “cien valles” surca gargantas, puentes metálicos y bosques que cambian de color cada semana, con pueblos que invitan a bajarse una o dos horas antes de continuar.
La ruta es breve y fotogénica, ideal para media jornada, y permite encadenar con otros trenes panorámicos suizos o italianos para extender el viaje sin complicaciones.
5. Ródope vía estrecha 
En Bulgaria, el tren de vía estrecha Septemvri–Dobrinishte ofrece una mirada lenta a montañas y pueblos con minaretes, perfecto para entender el otoño balcánico con estaciones pequeñas donde el tiempo parece haberse detenido.
Es una línea sencilla y económica, con conexiones fáciles desde Sofía, que brinda autenticidad y muchas oportunidades de fotografía desde la ventanilla y en paradas intermedias.
Jay Cruz